Bien. Ya tenemos espacios sin humo. Los derechos de los que no fuman están garantizados. De acuerdo? ¿Para cuando, entonces, los espacios sin música?.. Porque ahora estamos hablando de otro tipo de contaminación: la acústica. Y demostrado está que a determinados volúmenes, o en determinadas horas, e incluso con determinado continuismo, afecta a la salud de las personas. Hablo de las personas, no de los adictos tarados que ya están tocados. El caso es que si se protegen los derechos de los no fumadores, igual deberían protegerse los de los no escuchadores. En una democracia de ciudadanos libres bien entendida, cada uno tiene derecho a escuchar, o no escuchar, lo que le apetece, cuando le apetece y casi donde le apetece, pero nunca, jamás, al volumen que le apetece, y siempre, siempre, sin interferir en el derecho que el de al lado tiene a no soportarla. Y el derecho del ciudadano que no aguanta la invasión de su intimidad acústica y mental es tan respetable como el del otro a escuchar cualquier gilipollez si le place. Vamos, me parece a mí. Lo mismitico que los humos de los fumadores no tienen que agobiar las narices de los nopitillos, los ruidos de los musicalios tampoco tienen que atronar los oídos de los nomurgas. Es tan justo como lógico, ¿o no?..

Estaba yo leyendo el último libro de José Luis Sampedro, ?Tras la sombra del drago? por si les interesa a alguno de ustedes, cuando una dejada de pensamiento, que es como, ¡plaf!, una caída de breva, así como el que no quiere la cosa, viene a suscitar toda una reflexión en serie, poniéndole a uno tan absorto en sí mismo que, al final, le parece mentira que una cabeza, ésta misma, haya podido hacer nido a tan filosóficas ideas sin quebrarse las meninges ni que los sesos se estrangulen, y sin darse autobombo ni otorgarse mérito alguno por tan brillantes paridas. Imagino que estas cosas, de vez en cuando, suelen suceder a cualquier persona a la que un concepto la pille con la mente abierta. Que se le cuela, se le instala en el coco de okupa, le provoca la más brillante teoría y, al final, uno se queda preguntándose cómo leches se nos ha podido escurrir tales cavilaciones? Y yo con estos pelos.

La última reunión del G.8 en San Petersburgo coincidió con la invasión israelí del Líbano, pero es igual, señores, siempre cualquier reunión de los todopoderosos del mundo mundial coincide con algún Afganistán, con algún Irak, con algún Ciudad del Cabo o con alguna Chechenia, también de este jodido y sufrido mundo. Y siempre, siempre, las fotos que se ven en televisión y se publican en los periódicos me encienden la sangre, y me hacen jurar en arameo, y ciscarme en cuanto se menea. No existe testigo más fiel, veraz y fiable que las fotos. Las palabras falsean, mienten, ocultan, justifican, confunden, callan? Una foto, no. Una foto es muda, pero elocuente. Las palabras hablan al oído, pero las fotos hablan al alma.

?Los cadáveres encontrados en la mañana de ayer parece ser que fallecieron cuando?? es uno de los disparates soltado por un cronista de sucesos. Existen muchos, muchísimos, como ese. ?El árbitro expulsó al defensa expulsado??, otra estúpida redundancia, esta vez soltada por un cronista deportivo. En este sector suelen darse a patadas, claro, es natural. Yo he de confesar ? cuélgueseme del palo mayor, pues soy reo de culpa ? que no he visto ni un solo partido del último mundial de fútbol, ni siquiera los de nuestros mangantes nacionales. Tampoco veo ya ningún otro deporte. Aparte de que me jode un montón que me manipulen, es que también me molesta mucho el uso que hacen del lenguaje tales ?profesionales?, me río yo, de la palabra. Estos mentecatos, aparte de no saber hablar, ?Fednando Alonso dedapó en la última cudva del cidcuito?? y no tener casi nada que decir, por lo que rellenan el tiempo con mil tontunas, eso sí, a grito pelado, se creen los genios de las ondas, los dioses de la información, los académicos del micro cuando solo son, como mucholos lunnis de la alcachofa mecánica.

Tenemos unos obispos que no nos los merecemos, y que cada cual agarre el dicho por donde pueda y lo entienda por donde quiera. A mí me va a dar lo mismo. Ahora quieren rescatar aquello de una, grande y? católica, y ya han anunciado una instrucción pastoral en la que anatemizan la amenaza contra la unidad nacional como un mal moral para el fielato, e invitarán a todo creyente a rezar por la unidad de España en las iglesias. Desde luego, estos clérigos son de avanzados que hasta su propia sombra les adelanta, qué barbaridad? Yo pensaba que aquellos curas Merinos, salvadores y fusiladores, perdonadores y fustigadores de cruz y trabuco, salvapatrias de estepa y estopa, habíanse esfumado con y en la oscuridad de los tiempos tenebrosos. Desgraciadamente, ya veo que no.